Durante los años 80 hubo una gran crisis industrial en toda España. Esta crisis afectó gravemente a Bilbao provocando el cierre de muchas de las empresas que trabajaban en el entorno de su río. Frente a esta situación se tuvo la oportunidad de recuperar la río para la ciudad y desarrollar una nueva estrategia urbana para una de las ciudades más importantes del norte de España.
Este río estuvo muy contaminado y degradado debido a toda la actuación industrial de los astilleros, altos hornos y grandes almacenes de contenedores. La actuación urbana devolvió estos antiguos espacios a la ciudad para impulsar desde él un nuevo modelo de crecimiento. En estos espacios renovados se construyeron grandes obras representativas como el Museo Guggenheim, el Puente Peatonal del Campo del Volatín o el propio Palacio Euskalduna del que vamos a hablar a continuación.
El Palacio de Congresos y de la Música Euskalduna fue obra de los arquitectos Federico Soriano y Dolores Palacios. El edificio surge sobre el solar de los antiguos astilleros Euskalduna (los últimos astilleros donde se construían barcos en Bilbao). En este lugar, el palacio se proyecta como un gigantesco barco antiguo, en perpetua construcción, anclado en la ría y con un exterior oxidado debido al paso del tiempo. Y dentro de él se establece el programa del auditorio.
Sin embargo el edificio es bastante mucho más complejo que esta sencilla idea. En primer lugar el palacio no pretende tener forma de barco, sino tener el germen de su forma. Para ello se utilizaron conceptos y técnicas propios de la ingeniería (en especial la naval) que no habían sido practicados con anterioridad en la arquitectura. Esto conllevo a no imitar formas y sí a investigar sobre los procesos de construcción de los barcos arrastrando estas técnicas hacia el proyecto.
Por otro lado, el edificio se adapta formalmente al entorno urbano de manera muy interesante. Mientras que en la fachada sobre el río el edificio se percibe como un buque en gestación, su posición con respecto a la ciudad se modifica radicalmente apareciendo como un edificio de oficinas de acero y vidrio.
Interiormente el edificio se configura para establecerse como dos edificios en uno: como Palacio de Congresos o como Auditorio de Opera. Los arquitectos pretendieron que según su uso tuviera un aspecto totalmente diferente. Para ello, aparte de utilizar la luz como un elemento configurador del espacio, trabajaron con los sistemas de circulación en torno a una serie de vestíbulos entrelazados. Estos sistemas crean espacios conectados entre sí provocando percepciones espaciales distintas según el uso del edificio. El suelo de estos vestíbulos es de terrazo continuo, realizado con cemento, resinas sintéticas y vidrio pulido; y en algunas zonas hay dibujos sintéticos que expresan la planta donde se sitúa el visitante.
El auditorio, por su parte, es el corazón del edificio con una capacidad para 2164 espectadores. Asemejado a una caja de música, posee una doble piel en todo su contorno beneficiando su calidad acústica. Todo ello está construido en madera: el suelo es de roble americano, las paredes y las terrazas son de haya y el techo de cerezo.
Aparte del auditorio principal, este edificio cuenta con una sala para 600 personas, un gran hall de exposiciones, salas de reuniones…
El Palacio Euskalduna ha obtenido numerosos premios entre los que destacan el Premio Enric Miralles en la VI Bienal de Arquitectura Española o el premio el Premio Mejor Palacio de Congresos del Mundo en 2003 por la Asociación Internacional Palacios de Congresos.
DATOS DEL PROYECTO:
Arquitectos: Federico Soriano y Dolores Palacios. Cliente: Diputación Foral de Bizkaia Ubicación: Bilbao, España Fecha de concurso: 1992 Fecha de Construcción: 1995-1998 Inauguración: Febrero de 1999. Superficie construida: 25.000 metros cuadrados Coste total: 81.000.000 €